Los movimientos apostólicos son organizaciones especializadas de apostolado seglar. Han aportado a
la Iglesia su sed misionera, el llevar el Evangelio a lugares menos pensados, manifiestan la concretez de vida del Evangelio, su opción por los pobres, su espiritualidad desde la vida y el valor de la organización, entre otros aportes.

Las “Comunidades”, por su parte, comienzas después del Vaticano II, por un deseo de autenticidad de fe viviendo todo lo de
la Iglesia, en torno a
la Palabra, con relaciones interpersonales afectivas y efectivas. Algunos tipos de comunidades: neocatecumenales (intento de revivir la primitiva Iglesia), Pentecostales (experiencia fundamental de oración) y Populares (alternativa de organización en
la Iglesia)